No se trata simplemente de visitar una ciudad, se trata de sumergirse en su esencia. En Nueva York, cada barrio cuenta una historia diferente; es un mosaico de culturas, tradiciones y épocas. Aquí, lo moderno se fusiona con lo clásico, y las luces de Times Square conviven con la tranquilidad del Central Park. Y es que Nueva York no es sólo un destino, es una experiencia multisensorial. El aroma a café recién hecho en una esquina, el sonido del saxofón en el metro, la vista del horizonte desde el Empire State... Y en medio de ese bullicio, encontraréis vuestros propios rincones románticos, esos lugares que harán de este viaje algo inolvidable. Porque Nueva York se vive, se siente y, sobre todo, se comparte en pareja